Publicado en Expansión, 7 de marzo de 2006
Expansión publicaba recientemente una interesante entrevista con el Premio Nobel de Economía Milton Friedman, en la que éste decía: “La mayor parte de los políticos se declaran liberales pero en la práctica muy pocos de ellos lo son. Es muy difícil para cualquier persona hacer lo que predica y más si uno es un político”.
En AMEF tenemos como norma defender los intereses de nuestros socios abiertamente y con firmeza sin los “bien quedas” políticamente correctos tan habituales en nuestro país. Pero como lo cortés no quita lo valiente, hoy toca aplaudir públicamente la valentía y coherencia con sus convicciones liberales de la Presidenta de la Comunidad de Madrid, Esperanza Aguirre, con el apoyo imprescindible de su Consejera de Hacienda, Engracia Hidalgo, al eliminar los Impuestos de Sucesiones y Donaciones. Sin duda se han dado cuenta de una receta bien sencilla que nosotros compartimos: en la medida que los tributos son razonables los agentes económicos están dispuestos a invertir y a arriesgar; en la medida que no lo son la actividad se congela. Metafóricamente, las Administraciones ingresan vía impuestos si la rueda gira; si por culpa de impuestos excesivos la rueda se para, dejan de ingresar.
Tras la paulatina eliminación del Impuesto de Sucesiones de padres a hijos y entre cónyuges en esta legislatura, que se llevará a término en 2007, ya han implementado la extensión de esta “supresión” a Donaciones (sabiendo las implicaciones que conlleva la donación en el IRPF del donante, aspecto donde actualmente la Comunidad de Madrid no tiene competencias). Así, no sólo todos los ciudadanos de Madrid pagaremos menos impuestos, sino que nuestra región se convertirá en un imán que atraerá empresas que nos proporcionarán puestos de trabajo y riqueza. Se puede afirmar que en este ámbito Madrid se está convirtiendo en una referencia no sólo respecto al resto de autonomías del régimen común en España, sino poco a poco también a nivel mundial.
En AMEF hemos realizado varios estudios al respecto y hemos dedicado muchas horas de trabajo a esta cuestión. Con base en ello, nos atrevemos a pronosticar que estas medidas atraerán empresarios a nuestra Comunidad, reducirán el paro en la región de forma perceptible, aumentarán la renta per cápita regional y, en el medio plazo, aumentarán también los ingresos fiscales de la Administración autonómica. Creemos que, por encima de las obligadas escaramuzas políticas de cortísimo plazo y escasa relevancia, los dos principales partidos de la región son suficientemente serios y responsables como para comprender que estos pasos benefician al interés general y aumentan la competitividad de la región, preocupación que, nos consta, comparten. Unamos dos datos adicionales: primero, aproximadamente el 65% del superávit de la Seguridad Social en 2005 se ha generado en la Comunidad de Madrid (y, por cierto, sin reivindicaciones, ni protestas, ni aspavientos, ni chiquilladas). Segundo, según datos de la OCDE, los empresarios españoles son, de lejos, los más solidarios de Europa, financiando el 53% del coste de la protección social de los ciudadanos, frente a la media europea del 39%. Las Administraciones sólo financian el 27% de dicha protección social, frente a una media del 36% en la UE 15. El empresario paga sus impuestos. El empresario financia la protección social de los ciudadanos. Y sólo el empresario crea puestos de trabajo. Cuantos más empresarios tengamos en Madrid, mejor: más ingresos tributarios, más cobertura social, más empleo, más riqueza. Vamos por buen camino.
Por ello resulta por completo incoherente que en la consecución de un Madrid que ya es faro de modernidad impositiva en algunos campos se siga manteniendo el impuesto más hostil al ahorro, más anticuado y anacrónico que tenemos: el Impuesto sobre el Patrimonio. Ahora es posible acometer una reforma justa en este Impuesto obsoleto y disparatado, que sólo existe en cinco países de todo el mundo, que en Europa lo están aboliendo a marchas forzadas la izquierda y la derecha indistintamente y del que en España sufrimos los tipos impositivos más elevados del mundo, con un 2,5% de máximo. Nunca hay que dejar escapar la oportunidad de hacer las cosas cuando se pueden hacer y se está convencido de ello. En estas cuestiones está demostrado que el miedo a las reformas siempre supera a la realidad. Hablaremos con nuestra habitual contundencia de este tema pronto. Mientras tanto, enhorabuena, Presidenta.
Antonio Barderas Nieto
Director
Asociación Madrileña de la Empresa Familiar – AMEF