El Impuesto sobre el Patrimonio es una anomalía española, ya que es el único país de la UE que lo mantiene, después de que Francia lo eliminara en 2018. Lo curioso es que fue el propio Ejecutivo socialista de José Luis Rodríguez Zapatero quien lo eliminó en 2008 precisamente por considerarlo anacrónico y fue el mismo Gobierno el que lo recuperó ‘in extremis’ en 2011, cuando ya había convocado elecciones, ante la caída en picado de la economía y las presiones de los mercados. El anuncio se produjo en el momento en el que Zapatero negociaba con el PP la reforma de la Constitución para embridar el déficit. Todos los gobiernos han prorrogado desde entonces un impuesto que recauda 1.000 millones.